sábado, 14 de mayo de 2016

La sensibilidad Constaín

Hoy es una de esas entradas en las que quiero callar y dejar que otros hablen. En este caso he querido compartir una entrada que leí recientemente sobre la Alta Sensibilidad escrita por Ana María Constaín, y la quiero compartir porque me parece que refleja a la perfección muchos de los sentimientos y de las situaciones que experimentamos las personas altamente sensibles.

Os dejo la entrada completa porque merece la pena leerla, pero os he querido resaltar en negrita aquellos párrafos con los que más me he sentido identificada. ¡Que los PAS halléis entendimiento entre sus palabras y que los no PAS seáis un poquito más conscientes de que existimos! ¡Disfrutadlo!

"Hace un tiempo me crucé con un artículo que hablaba de las personas altamente sensibles. Al leerlo sentí un gran alivio.
No solo porque me sentí muy identificada, sino porque además pude ponerle palabras a muchas vivencias que hasta ahora habían estado en el territorio de la confusión.

A mi consultorio llegan muchos niños altamente sensibles. Mis hijas, cada una a su manera, lo son también. Esto me ha ayudado a reconciliarme con aspectos míos que había bloqueado completamente, reemplazándolos con la razón y el intelecto. Con explicaciones lógicas y una gran capacidad de análisis e interpretación.

En la medida que estos niños fueron apareciendo en mi vida, algunas ventanitas empezaron a abrirse. Al principio simplemente creía que era una facilidad para relacionarme con ellos. Pero poco a poco me he dado cuenta de que me reconozco profundamente en muchos de esos seres que se aparecen en mi vida como espejos que me devuelven la posibilidad de amarme como soy.

Al ver y sentir el mundo a través de ellos, recuerdo esa que he sido y despierto. No es fácil porque duele. Por eso comprendo por qué en un principio me fui desconectando y por qué muchos niños lo hacen.

Tantas veces me he peleado con mi introversión y timidez.
Mi necesidad constante de ver la profundidad de todo.
Mi melancolía y esa dificultad por entender el mundo.
Mi paranoia.
Mis miedos.
Mi llanto fácil.
La necesidad de silencio y espacio.
Mi profunda soledad que nada tiene que ver con la cantidad de personas que me aman y rodean.
Mi queja.
Mi intolerancia al dolor físico.
Mi agotamiento constante.
Mi quietud.
Y a la vez mi poca tolerancia a la lentitud.
Mi dificultad para adaptarme a cambios imprevistos.
Mis ganas de ser invisible.
Mi terror a la exposición.
Y al mismo tiempo mi necesidad de contacto y calor.
Mi cabeza repleta de ideas.
Mis altibajos en el peso, que a veces es tan difícil de bajar.
Mis pocas habilidades sociales para las situaciones más cotidianas.
Las tantas veces que quiero encogerme y meterme debajo de la cama (o de la tierra) y quedarme ahí para siempre.
O de meterme en el mar y perderme en sus aguas.

Todo esto lo he rechazado. He querido ser alguien más. He envidiado la ligereza, el tono alegre y extrovertido de aquellas personas de risa fácil y gracia social.
He querido vivir más tranquila, fluir y moverme en el mundo como pez en el agua y dejar de darle tanta importancia a las cosas. Andar más por la superficie, sin tener que sumergirme en las profundidades de todo.
Pero esa no soy yo. No que no pueda por momentos intentarlo,  esforzarme.

Pero no puedo escapar de mi.

Estos niños me lo ponen de frente y con ellos puedo empezar a nombrar ese mundo de confusión que resulta de vivir tan abierto en un mundo tan denso.

Ese sentir cómo quema el dolor del mundo en la piel. 
La asfixia en un lugar lleno de gente.
La cabeza llena de ideas propias y ajenas,
La capacidad de leer cada microgesto y saber que las palabras no concuerdan con la verdad.

Sentir a las personas adentro,
Aislarse, y si no se puede explotar,  cuando los sentidos se saturan con el exceso de estímulos del mundo caótico.
Leer entre renglones,
Oír lo no dicho,
Percibir más allá del tiempo y espacio.
Llorar tristezas ajenas,
temer miedos de otros,
ebullir con la rabia contenida de aquellas sonrisas falsas.

Inundarse de ideas, imágenes y pensamientos bombardeando la cabeza,
que tantas, tantas veces está a punto de estallar.
Hacer conexiones entre lo inconectable
Estar en una constante búsqueda de sentido para aliviar el olvido de la unidad.

Sin duda me he adaptado, al menos lo necesario.
He sabido jugar el juego. Hacer lo necesario para ser aceptada, sin exponerme demasiado. Mimetizándome sutilmente. Haciéndome lo mínimamente visible en la invisibilidad.
Encontrando la manera de ser yo, sin romper demasiado las reglas y haciendo lo necesario para funcionar.
Me protegí. Me blindé. Lo más que pude.
Eso si, siempre he sido un poco rarita.
Oscilando entre el profundo miedo al rechazo y la pujante necesidad de mantener un mínimo de autenticidad.
Ha sido mucha la energía invertida en sostener el mediocre personaje sediento de aprobación pero que en el fondo no soporta el guión propuesto.

Al menos hasta que he empezado a aceptarme y recordar.
Ahora estoy aprendiendo a estar en el mundo con todo lo que soy
A abrirme y quitarme tantas capas, al mismo tiempo que me cuido y me protejo cuando es necesario.
Ampliando la consciencia y descubriendo que nada es lo que parece.

Desde ahí puedo ver a muchos de esos
tímidos,
raros,
agresivos,
inquietos,
hiperactivos,
desafiantes,
autistas,
bipolares,
esquizofrénicos,
depresivos,
desadaptados,
rebeldes…

Verlos mucho más allá de los conceptos. Soltar la intención de ayudarlos a cambiar o adaptarse, y más bien adentrarme con ellos a su mundo.
Aceptarlos y amarlos para que juntos podamos recordar la divinidad que somos y conocer  la humanidad mediante la cual la expresamos.
Acompañarnos a entregar al mundo lo que somos, en el amplio sentido de la palabra.

Esta mi manera, me permite en gran medida ser el otro.
Esto es confuso. Los limites a veces se pierden.
Tal vez porque estos límites no son del todo reales.

Esto que soy, si, me dificulta a veces estar en el mundo,
También me ayuda a no permanecer en la ilusión de que el mundo es esto tangible y material.
Me empuja a trascender la dualidad para experimentar la inmensidad del Todo y de la Nada.
Me invita a integrar el cielo y la tierra.
A explorar lugares inmensos.
A reconocer nuestra grandeza.
A sabernos luz y sombra, y todo lo que hay en el espectro.
A experimentar la vida con todo lo que es sin apegarse a la formas.
A ser, más allá del pensamiento, la emoción y el cuerpo.
Y al mismo tiempo experimentarlos. Integrarlos y trascenderlos.

A Vivir.
A reconocer el universo en cada átomo.
A Amar. Así, con mayúscula.

Y a acompañar a otros a todo esto.

Gracias a eso que soy". 
 
Gracias por leer,
grettings from the coffin

6 comentarios:

  1. Yo también me siento identificada... Me han encantado especialmente las líneas
    "Ese sentir cómo quema el dolor del mundo en la piel.
    La asfixia en un lugar lleno de gente.
    La cabeza llena de ideas propias y ajenas..." y
    " Esto que soy, si, me dificulta a veces estar en el mundo,
    También me ayuda a no permanecer en la ilusión de que el mundo es esto tangible y material.
    Me empuja a trascender la dualidad para experimentar la inmensidad del Todo y de la Nada.
    Me invita a integrar el cielo y la tierra...".
    Estoy tratando de leer bastante sobre los PAS últimamente, y aún tratando de asimilar y meditar en qué situación me encuentro yo. Sea como fuere, unas grandes palabras que seguro ayudan a entender lo que es una Persona Altamente Sensible.
    Gracias por compartirlo con nosotros, de verdad:)
    ¡Un abrazo!

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    1. De nada, mujer, yo encantada de compartir... La verdad es que leer cosas de este tipo ayudan muy mucho, porque como bien dice ella, podemos ponerle palabras a todo aquello que sentimos...
      Es probable que te lo haya dicho ya por mail, perdóname pero mi memoria ahora está en plan ameba, pero tienes el libro de Elaine Aaron sobre el don de la sensibilidad que seguro te ayuda mucho ^^
      ¡Un abrazo preciosa!

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  2. Pum, si yo fuera capaz de sentir con tanta fuerza al final terminaría solo por sentir que me falta el aire. Ya me vas conociendo, chica del final del otoño, lo mío son las cosas sencillas y honestas y tanta sensibilidad tiene que doler y ser complicado. Pero ya sabes que yo te ayudo encantado a llevar tu PAS cuando quieras, ¿verdad?

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    1. Hombre, creo que la honestidad nos gusta a todo el mundo, que nos digan la verdad desde el principio, que no jueguen con nosotros ni con nuestros sentimientos...

      Pero sí tanta sensibilidad a veces, por lo menos a mí, me hace sentir en una jaula, a veces siento que me asfixio, o que me duele el pecho por sentir tanto y tantas cosas...

      Pero me atrevo a decir que sin duda lo peor para mi no ha sido sentir tanto, sino la presión recibida desde fuera por todas las veces que se han reído o han ridiculizado mis sentimientos, por todas las veces que me han dicho despectivamente "es que tú piensas demasiado" o "no les des tantas vueltas", porque durante mucho tiempo me llevo a verme como un monstruo, a sentir que algo dentro de mí no andaba bien, o incluso que lo mejor sería encerrarme en algún manicomio y tirar la llave...

      Cuando descubrí que era PAS y que no era un monstruo, sino que compartía estos rasgos con otras personas, fue como si una voz me dijera "¡Eh! No pasa nada contigo, todo está bien dentro de ti, es solo que eres un poquito especial". Ahí empecé a aceptarme, y a saber que no era yo la que tenía el problema y desde entonces dejo que fluyan los sentimientos más libremente, sin importarme la opinión de los demás, y hasta casi sin importarme que los demás me puedan hacer daño, porque sentir esto por algo, por alguien, merece cualquier cosa que venga detrás ^^

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  3. Hay cosas que me describen pero creo que no soy para nada una persona sensible sino todo lo contrario, siempre me acordaré del día en que mi hermana (que seguro que es altamente sensible) me dijo que yo no tenía sentimientos. Ciertamente no suelo llorar y no tengo empatía, no puedo conectar con otras personas y soy muy fría pero igualmente soy una insociable y no me gusta la gente. A lo mejor soy un robot y no lo sé...
    No creo que pudiera ser así, cada cosa parece que te destroza, sentir demasiado no creo que me gustara... Pero bueno, que se me va, cada uno tiene que aprender a conocerse y ser quien es, creo que es lo más importante en el fondo.

    (¿Te puedes creer que había visto esta entrada y se me había olvidado comentar? Qué cabeza...)

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    1. ¡Qué fuerte! Y luego me vas diciendo a mí que te comente, cof, cof ^^

      Como bien dices cada uno tiene que aprender a conocerse, a saber sus puntos fuertes y sus puntos débiles, sus luces y sus sombras XD.Y nadie es mejor que nadie por sentir más o por sentir menos...

      La verdad es que por lo que he podido hablar con tu hermana y oírte a ti, tenía la ligera sospecha de que ella también podía ser PAS, y bueno tú que has vivido con ella tendrás más experiencia en los "inconvenientes" que puede traer consigo el hecho de sentir tanto ^^.

      ¡Gracias por tu comentario!

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